Un día de marzo un feroz virus nos cortó las alas y nos cambió la vida a todo el planeta. Tuvimos que quedarnos en casa ya que era el refugio más seguro. Nuestras Valdechicas cambiaron sus canastas, sus entrenamientos, sus risas, sus abrazos por la responsabilidad de quedarse en casa pues era la única forma de poder combatir al enemigo.
Hemos recuperado momentos y proximidades pérdidas y olvidadas. Seguiremos mientras tanto resistiendo porque el sol volverá a salir y volveremos a esas canchas a disfrutar del juego de nuestras chicas, a aplaudir y a abrazarnos buscando esa proximidad que nos hace tan nosotros.
Juntos, siempre somos más grandes.
Ánimo y arriba Valdechicas.
Mercedes González